El Ridaura era hasta hace pocos años un río vivo de aguas limpias y muy aprovechadas; en tiempos más remotos había sido un ruio muy laborioso; su caudal era capaz de hacer funcionar ni más ni menos que siete molinos hidráulicos; antiguos molinos hoy en dia aún perfectamente visibles que marcaron un hito en un período en que el hombre utiliza la fuerza del agua para dar movimiento a su industria. Comenzando por la cota más baja estaba el Molino de Mariano (solo quedan cuatro paredes raquíticas), después encontramos el Molino de Can Pata, el de Can Nadal, el de Can Moner (el mejor conservado), el de Can Carreres o Molino del Mig, el Molino d’Amunt y finalmente en la cota más alta el Molino oculto en el bosque de Can Cabanyes. En este itinerario nos fijaremos en el Molino del Mig o de Can Carreres; bajando de la masia de Can Banyacroua y pasado el Molino d’Amunt una senda indicada por un rótulo que nos permite llegar al Molino de Can Carreres de grandes dimensiones y bastante enzarzado. Río abajo encontraremos la gran masia de Can Moner con el molino adyacente bien conservado y la gran balsa. Siguiendo los rótulos existentes en toda esta ruta vale la pena decantarnos por un sendero y conocer el Puente d’en Xerrac y diversas canalizaciones por donde circulaba el agua que alimentaba el molino cercano de Can Pata. Todos estos molinos son un vestigio del pasado. El presente es un río herido de muerte por el vertedero de Solius existente a su cabecera. El futuro podría ser un rio recuperado de aguas claras que pudiese mostrar orgulloso a las generaciones futuras la singular história de sus molinos y esclusas.